martes, 2 de septiembre de 2008


Nada y algo


Lo miré a los ojos y me despedí, él caminó en silencio; se perdió entre el verde...
Sobre el agua contemplé el cielo, pensé y re-pensé: qué quiero...cerré la puerta y revolví el plato...
El espejo inmóvil, amurado a una pared blanca llena de dudas negras. Mientras nadaba en la nada me pregunté:
Y si me quedo sola y no me doy cuenta?
Y si repito historias?
Y si mi juventud se muere enredada en supuestos inciertos?

Tal vez eso ocurra, temo que así sea. Pero lo cierto es que aún espero...el desencuentro eterno hoy me hace sentir que lo kármico no existe. Quizá sea cuestión de tiempo, me miro al espejo y me veo entera. Unida, sostenida por un mismo eje. Lo demás pasará, de hecho ya sanó.


Amiga
Siento que duerme cuando camina. Siento que no respira cuando se excede. Es frágil y dulce, tanto que a veces temo por ella. La irrealidad siempre la atrapa, y la fantasía quema su piel a fuego lento, como un roce violento entre vida y materia. Las palabras, puras abstracciones que de nada sirven, al menos en esta situación de accionar urgente o dormir para siempre. Te alcanzo una sonrisa, una lágrima. Mi compañía querida amiga.
La tristeza se instala como guardián ineludible que pide a cambio una porción de energía...ya no llores… hay que caminar, saltar y jugar con el cuerpo como vos lo hacés desde lo alto de una tela de colores....son crisis que paralizan, pero no son eternas bella...pasan y volvemos a respirar un aire más puro.
Te quiero.